miércoles, 12 de marzo de 2014

Implicación del paciente depresivo en su proceso de recuperación

Según la OMS, en el año 2020 la depresión será la segunda causa de discapacidad en el mundo. En la actualidad, la ansiedad y la depresión son los trastornos psíquicos más extendidos entre la población, principalmente en los países desarrollados. Se pueden presentar como patología única, pero también ligadas a múltiples enfermedades, como el cáncer, las adicciones, la fibromialgia, etc. Los agentes psicosociales también ejercen como factores predisponentes, de manera que el estrés de la vida actual, la competitividad, la crisis económica, el desempleo, el aislamiento social, etc, contribuyen enormemente al aumento de personas que requieren de atención médica y psicológica para estas patologías.

Los trastornos afectivos causan sufrimiento, incapacitación, afectan al ámbito cognitivo, conductual, emocional y relacional de la persona, a la percepción de sí mismo, del mundo y del futuro.

         Como psicóloga, quiero destacar la necesidad de otorgar al paciente un papel activo, concienciarlo para que se implique y se responsabilice de su proceso de recuperación, que no se limite a tomar la medicación y esperar que llegue ese momento mágico en que se despierte un día sintiéndose feliz, como cuando pasamos una fuerte gripe y por fin, una mañana, la fiebre y el dolor de cabeza han desaparecido. La depresión no es sólo una disfunción orgánica, existe también un comportamiento que es considerado desadaptativo, disfuncional o anómalo por él mismo y/o por los demás. Con la psicoterapia se persigue esa implicación y la consecución de un cambio a nivel conductual, cognitivo y emocional a través del diálogo, la reflexión y el aprendizaje de técnicas y estrategias. La persona deprimida acude a consulta con esquemas mentales negativos, baja autoestima, sensación de falta de control sobre las circunstancias de su vida y tendencia a la preocupación excesiva. El objetivo fundamental de la psicoterapia es ayudar al paciente a profundizar en el conocimiento de sí mismo y a cambiar los estilos de pensamiento y comportamiento que favorecen y contribuyen al mantenimiento de la depresión.





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